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La imitación


Imitar para brillar, para crecer cada día más, para dejar de ser uno más y brillar por toda la eternidad. Somos animales sociales y aprendemos por imitación. Partiendo de esta base, en estas líneas voy a sugerir alguna ideas para desarrollar el “Homo Deus” del siglo XXI, pero no el que describe Yuval Noah Harari en su libro, ese hombre capaz de alargar la vida como si fuese Dios, sino el Ser Humano comprometido, que vive los valores que el mundo necesita y trabaja para el cuidado de la casa común que hemos recibido.

En este preciso momento de la historia, donde es posible acabar con las principales enfermedades, todavía sigue muriendo gente por no tener acceso a hospitales. En este momento donde es posible acabar con el hambre, todavía siguen muriendo niños por no tener nada que llevarse a la boca al despertarse. En este momento donde hemos acabado con la esclavitud colonial, hay cada día más hombres, mujeres y niños esclavos producto del capitalismo global. En este momento donde disponemos de energías limpias, todavía seguimos acabando con la Amazonía. En este momento donde se agotó el modelo de liderazgo de las escuelas de negocios para dirigir el mundo, tenemos grandes referentes que nos señalan la dirección para cambiar el rumbo.

La invitación es a la imitación. La mejor forma de imaginar el futuro es construirlo, con unas bases sólidas de valores y principios. Mi recomendación es comenzar a aprender de los que saben, de los verdaderos líderes sociales. Para ello, me he planteado identificar quienes son mis héroes actuales, no los de Marvel. Me siento a pensar, y salen nombres de rigurosa actualidad: José Mujica, Naomi Klein, Jorge Bergoglio, Rigoberta Menchu, Kailash Satyarthi, Malala, Padre Angel, Rene (Calle 13), Jody Williams, Desmond Tutu, Patrick Awuah, Dalai Lama, Jaume Sanllorente, Óscar Camps… y muchos más!

Una vez identificadas las personas que me inspiran, solo tengo que dedicarme a copiar y aprender de sus estilos de vida. Puedo conocerlos en persona, puedo leer sus biografías, puedo ver algún documental o película, puedo estudiar sus proyectos, puedo preguntar a sus amigos o puedo investigar como un niño. Una vez hecho este trabajo, que por cierto no termina nunca, porque surgen líderes sociales nuevos a cada instante, comienzo a quedarme con las ideas importantes, los hábitos o comportamientos que más me gustan o los aprendizajes más relevantes. Por ejemplo, uno de los hábitos que he adoptado inspirado por Desmond Tutu es el ayuno. El lo hace una vez a la semana, permanece sin comer un día entero porque muchos hermanos africanos todavía mueren de hambre. Yo lo he adaptado y un día a la semana me salto el almuerzo y lo dedico a un propósito concreto. También me gusta desplazarme en coches sencillos como Mujica, ser accesible como Bergoglio, meditar como el Dalai Lama, vivir sencillo como Gandhi, llevar un diario como Thoreau o leer como Galeano.

“No sera mala tu muerte si ha sido buena tu vida, serás redimido de tus pecados si añades a la limosna la condenación de tus propias faltas, tus lágrimas, las vigilias, las oraciones y los ayunos y, en una palabra, si cambias radicalmente tu modo de vivir. Si quieres ser propicio a un santo, imita su actos, etc.” Erasmo de Rotterdam

La imitación de las personas que nos inspiran es la mejor forma de convertirnos en una de ellas algún día. Por ejemplo, ser nominado a Premio Nobel de Paz es una meta inspiradora para una vida entera. No tanto por el reconocimiento, sino por la certeza de hacer algo con éxito, de transcender y dejar un legado de impacto para la humanidad, de no pasar de puntillas por la vida.

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