Acaba de llegar Lucía a nuestras vidas y yo que hablaba desde hace años de gestión del tiempo, ahora si que me debo convertir en un experto. Estos primeros meses quiero estar muy pendiente, no dejo de trabajar del todo, porque lo que hago es ya una forma de vida, pero si bajaré el ritmo y daré prioridad a este momento divino.
Creo que he empezado muy bien, sin duda gracias a la princesa, que duerme toda la noche y hace siesta. Sigo con el Club de las 4am, invirtiendo tiempo en mi, en silencio y soledad, meditando, escribiendo mi diario, planeando el día, viendo amanecer y aprendiendo más que ayer. Después alcanzo a trabajar de 5 hasta pasadas las 6am o incluso en ocasiones hasta las 7am, parando cuando se despierta Lucía, para jugar con ella en la mañana y comenzar la rutina del día.
Tengo otro espacio de tiempo a la hora de la siesta, entre la 1 y las 2.30pm que duerme Lucía, donde yo también hago la mía, descanso entre 15 y 20 minutos, aprovecho para leer, tomar un café y después alcanzo a trabajar una hora también. Hay algunos momentos muertos a lo largo del día donde puedo revisar el correo y el WhatsApp, y así mantengo el trabajo al día mientras disfruto de la familia.
El próximo año todo cambiará, trabajaré hasta el mediodía y recogeré a Lucía de la guardería. Me voy a regalar todas las tardes para jugar y educar a nuestra hija, para compartir con ella y que se sienta querida, para conocernos y dar ejemplo. Estoy planeando seguir un horario de 4 a 12am, de lunes a sábado, donde cuidaré mi desarrollo personal y definiré muy bien los objetivos del año, seguiré exigiéndome al máximo para generar impacto.
Para eso debo utilizar muy bien mi tiempo, debo seguir trabajando por bloques y priorizando objetivos mes a mes, debo tener clara la visión y las actividades que debo llevar a cabo. Se que lo voy a conseguir, que soy capaz de enfocarme y sacar el máximo partido del tiempo a mi alcance.
