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La colombofilia

Después de muchos años volví a conducir con nieve, fue subiendo el puerto de Somosierra, y no llegamos a Madrid hasta las nueve. Al regreso maps prefirió llevarnos por Valladolid y Palencia. Paramos a cenar algo en carretera, en un bar de la España cañi, repleto de cuadros taurinos por todas partes, no había una pared vacía donde quiera que mirases. Este viaje me hizo recordar mi pasado colombófilo, al ver carteles como Frómista o Carrión de los Condes. Era una afición que siempre me ha dado vergüenza confesar, quizá porque no tenía nada de glamour como la de mis amigos por la hípica.


La Colombofilia se refiere a la afición por la cría y adiestramiento de palomas mensajeras. Si, he dicho bien, palomas que participan incluso en competiciones, soltándolas juntas desde un punto para ver cual regresa primero a casa. Antiguamente ya se utilizaban para la comunicación, sobra mencionar ejemplos como el de la segunda guerra mundial, donde los ingleses ataban a la pata de las palomas mensajes en clave y los alemanes entrenaban halcones para tratar de cazarlas.


Resulta que estos pequeños animales tienen un sistema de geolocalización muy avanzado, que les permite regresar a su lugar de origen. En Cantabria se las llevaba en camiones y se soltaban desde estas dos ciudades, e incluso desde Tarancón o Cádiz. Se consideraban verdaderas hazañas cuando éstas lograban cruzar España, salvando los peligros de tormentas, halcones o cazadores. Bueno pues creo que estuve un par de años con esta afición, animado en realidad por un buen amigo para el que esta era su pasión. Tengo que reconocer que era todo un arte, desde la cría y el cruce de estas aves, hasta el entrenamiento y la alimentación, por no hablar de la emoción de la espera y las lecciones que esta nos enseña.


También me vino a la cabeza de nuevo Félix Rodríguez de la Fuente, y su pasión por el arte de la cetrería, que le llevo a enamorarse aun más de la belleza del mundo natural. Pues nada, que al final esa afición me permitió momentos de soledad y de conexión con la naturaleza. Tanto estos momentos como algunos veranos en un pequeño pueblo cerca de Aguilar de Campo y otros en la lengua de arena del Puntal frente a la bahía de Santander, donde nos quedábamos a dormir antes de que lo prohibieran, considero han sumado para acabar de encontrar con los años mi lugar ideal lejos de la ciudad, en pequeños pueblos rodeados de montañas y ríos, de vacas y ovejas, de buenos vecinos, un ritmo de vida más lento y clima frío.


Y tu … ¿Tienes algún recuerdo de tus primeras conexiones con la naturaleza?


Un piloto de la RAF (Fuerza Aérea Británica) suelta una paloma mensajera en agosto de 1941, en plena Segunda Guerra Mundial. Foto: Cordon Press

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