Acabo de hablar con un amigo, mentor, líder inspirador y no deja de sorprenderme año tras año su disposición a ayudar, su humildad y ganas de colaborar, su forma de enamorar y su orientación a generar impacto social. Con la experiencia me he ido dando cuenta que el éxito está muy relacionado con la calidad de personas que te rodean, con los conexiones de impacto, con los nuevos actores que entran en tu vida, con las personas extraordinarias que te inspiran, con los propósitos compartidos y los valores vividos. En este momento histórico, es más importante que nunca el aprendizaje contínuo, pero sin duda es vital generar capital relacional. Cuidar y mantener nuestros contactos, generar valor a nuestra red y seguir abriéndonos a nuevas conexiones y colaboraciones. La supervivencia como especie depende de la colaboración, así como la supervivencia individual de nuestro tejido social.
En estos momentos de crisis económica, pandemia, desempleo y distanciamiento social, es lo único que nos puede salvar. Ya sea para conseguir un trabajo, para cuidarnos porque estamos enfermos, para prestarnos dinero o ayudarnos en un nuevo proyecto. Puede ser para escucharnos, para mentorizarnos, para ofrecernos alimento comestible o espiritual, para motivarnos y ayudarnos a soñar.
Te invito a tomarte este aspecto en serio, te invito a pensar un momento en ello, a identificar tu capital relacional y tus estrategias para generar valor de manera sistemática, también a explorar nuevas oportunidades para conectar con personas de otras comunidades, otros círculos, otros países, otros sitios… Somos tribus cuyos miembros colaboran juntos para sobrevivir, cuyas personas cuidan a las personas que las rodean, para que el día de mañana también puedan cuidar de ellas. Comienza a actuar, no esperes más, gánate el derecho a ser sostenido y cuidado cuando seas más sabio, comienza a darte a los demás y construir capital social… ¡ha llegado tu hora!
