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Volví a ser libre

El otro día volví a salir a la calle, volví a recuperar la libertad, aunque siento que nunca la perdí, pero pude volver a la calle y caminar como antes. Resulto un poco extraño, después de 2 meses en casa, sin echar mucho de menos nada. La verdad es que somos unos privilegiados, pues vivimos en el campo, tenemos una huerta y gallinas, una zona verde y una cabaña para invitados, el sitio ideal para encerrarnos. Además, en estos momentos hay dos factores que hacen que vivamos el encierro con alegría, el más importante, la llegada de Lucía. Pero también el estar arrancando un nuevo proyecto, hace que disfrute trabajando desde casa sin echar tanto de menos el resto.

Me subí al coche y salí a hacer algunas compras, en realidad lo que me apetecía era volver a conducir, volver a sentir lo que era un día normal en mi vida, y también hacer gasto a nuestros vecinos, que abrían de nuevo su restaurante y queríamos que empezasen con buena energía. Fui conduciendo despacio, mirando el paisaje, disfrutando cada kilómetro incluso más que antes.

Sin embargo, en cuanto llegue a una vía más concurrida, me asuste de lo que ocurría. En plena cuarentena, la gente iba muy rápido por la carretera, me adelantaban en cuanto podían, incluso vi a dos busetas que competían. Me quedé asustado, había pensado que en este tiempo la vida se detenía, que todo se ralentizaba y las personas comprendían, había pensado que todos bajaríamos un poco el ritmo para vivir más humanos y unidos. Me causo mucho enfado, una gran desilusión para el primer día que salgo. Pensaba que habría menos tráfico, que eran pocos los que trabajaban, que irían más despacio y que disfrutarían este ritmo al menos unas semanas, pero estaba equivocado.

En menos de una hora estaba de regreso, no me apetecía seguir afuera y enfadarme con el mundo porque muchos no han entendido nada, prefería volver a casa. Entiendo que el cambio no es fácil, que no ocurre de la noche a la mañana, también entiendo que la vida no será como antes, para mucha gente supondrá grandes retos, pasando situaciones difíciles, hambre, desempleo, falta de salud o ausencia de algunos familiares, pero a pesar de este revés sigo confiando otra vez, después de unos días se me ha pasado, y sin duda confío en el despertar de conciencia de muchas personas, que se han dado cuenta de la vida que vivían, que van a cambiar su estilo y bajar el ritmo, confío en que muchos están listos.

También me sirve como advertencia, no quiero dejarme llevar por la inercia, no quiero llevar una vida de estrés y buscar el éxito en el consumo y cuanto tengo, no quiero que me pase como cuando regreso a España, que es muy fácil acomodarse y seguir a los demás, mucha vida social, comer fuera, compras y a gastar, debo seguir buscando estrategias para incomodarme, debo seguir fiel a mi propósito e inspirar desde mis hábitos y estilo de vida, desde la austeridad y el compromiso con los demás.

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