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Aprendizajes del Camino de Santiago


Hace ya unos años que realicé el Camino De Santiago. Son muchas las personas que no lo conocen y quiero compartir algunas enseñanzas de esta ruta milenaria. Se trata de una peregrinación cristiana con más de 2.000 años de historia, donde se recorre España (desde la frontera con Francia u otros países de Europa) con dirección a Santiago de Compostela, lugar de descanso eterno del Apóstol Santiago. Hay varias rutas pero el camino Francés es el más transitado.

En 2010 comenzó mi aventura, básicamente porque había quebrado Air Comet, la aerolínea con la que pretendía viajar a Argentina con mi mejor amigo Iñigo. De él surgió la idea de peregrinar a Santiago juntos, porque para ser peregrinos no hacía mucha falta el dinero, sino el tiempo, y de eso teníamos mucho. Además, era una promesa que yo había realizado, si lograba traspasar con éxito mi primer negocio y conseguía pagar todas las deudas, cosa que sucedió como un milagro. Comparto algunas ideas que el camino me enseño:

1.- Mi vida entra en una mochila. Caminando a Santiago aprendí a vivir ligero de equipaje, a valorar lo importante. También acostumbro a viajar con equipaje de mano, con un diario, un libro, un ordenador y algo de ropa para la ocasión.

2.- Buscar el Sentido o Significado a la vida. Si vas buscando algo a Santiago lo encuentras, me dijeron antes de salir. La verdad es que no sabía que quería, pero me resultó más fácil saber lo que no quería. No quería trabajar en un banco, no quería vivir en Londres, no quería montar un negocio como el que ya habría quebrado, no quería… Hay un antes y un después en mi vida.

3.- Regalarme tiempo, mirar hacia adentro. En realidad uno de los aspectos mágicos del Camino De Santiago tiene que ver más con el sentido común, pues lo que sucede es que se tarda aproximadamente 30 días en recorrer los cerca de 800 kilómetros del camino, todo un recorrido. Por lo general, la mayoría de personas no se regala 1 mes de vacaciones seguidas al año. Yo por aquel entonces tampoco. Lo único que tenía que hacer era madrugar, comer rico y caminar, pero sobre todo pensar, tenía mucho tiempo para pensar.

4.- Caminando a Santiago entendí que era hora de perdonar a mi padre, de hacer las paces. Hasta ese momento no tuve la madurez suficiente para comprenderlo, fueron más de 7 años sin vernos.

5.- Recobré la Fe, que había perdido con la muerte de mi tío. Es algo inexplicable, como se suceden las sensaciones, los momentos especiales. Emociones a flor de piel, personas en el camino con mensajes importantes, señales, muchas señales.

6.- Encontré un ángel que me ayudó a mirar a África, a cambiar de dirección para seguir mi misión.

7.- Aprendí a valorar otras compañeras de viaje: SOLEDAD, SILENCIO y CONCENTRACIÓN.

8.- Volví a apreciar la belleza de la vida, en un invierno frío (recorrí el camino en Febrero, cuando es menos transitado y más auténtico), a disfrutar de la luz y el tiempo, a caminar despacio para vivir el momento.

9.- Comencé a escribir un Diario, una hábito que me acompaña hoy en día, una herramienta maravillosa para la vida.

10.- Aprendí a correr por un sueño. En realidad no estaba físicamente preparado y en varios momentos del camino tuve que hacer un alto. Me salían ampollas en los pies, hubo incluso un día que no pude detenerme ni a comer.

Mi primer libro lleva por título “un camino hacia el alma”, de alguna manera refleja estas y otras enseñanzas.

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