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El espacio

Ayer me tome prácticamente el día de descanso y dedique una parte a organizar mi nuevo espacio. Después de varias mudanzas a cuestas, que por cierto recomiendo realizar con cierta frecuencia, ya que permiten vivir ligeros de equipaje, tirar, regalar y deshacerse de cosas que no necesitamos en este viaje, nos hemos instalado en uno de los Valles del Pas, en el pueblo de Villasevil empieza esta nueva aventura familiar. Pues nada, que la experiencia me dice que estaremos a gusto, que no importa el lugar sino la capacidad de convertirlo en un hogar.

Así que me he puesto en la tarea y he creado un nuevo espacio para trabajar a gusto y concentrado. Después de acostumbrarme a lo bueno de vivir en el campo, como la soledad, el silencio y el entorno privilegiado, resulta que me he dado cuenta de que me cuesta mucho concentrarme cuando hay ruido y necesito inspiración, poder mirar por la ventana y dejar volar mi imaginación. Después de unas semanas en la nueva casa, me he dado cuenta de que no me funciona el despacho en el salón, entra la gente o hay ruido y me distraigo.

Así que he decidido crear un nuevo espacio de trabajo, un lugar que me facilite las cosas, un lugar para aislarme y poder concentrarme, un lugar agradable. Buscando y probando diferentes opciones, he decidido instalarme en el cuarto de Lucía, un cuarto amplio un poco desaprovechado. Como en anteriores ocasiones, en lugar de ir a comprar muebles, he preferido hacerlo yo con un poco de madera y una pequeña inversión. Me acordé de las cajas de fruta y el tablón que usamos en Tabio y de los caballetes que usaba Dani en Caunedo, todo un sabio... Esta vez he comprado un par de tablones y dos caballetes, he utilizado la tabla de una cama nido que había en casa, bueno y me he dejado llevar y he comprado también una estantería muy económica para terminar la obra. El presupuesto no supera los 50 euros y creo que ha quedado perfecto. Por supuesto mi esposa le ha dado su toque, incluso mi suegro con alguna sugerencia ha aportado al proceso.


Me encanta la claridad, la luminosidad que supone trabajar junto a la ventana, la calma y la paz que se respira, y las vistas al valle son una maravilla. Sin duda esta pequeña inversión será muy rentable, porque me permite evitar la fricción, desde el orden puedo construir una rutina diaria que me permita trabajar menos tiempo pero más concentrado. También me permite separar los espacios, y ver el salón-comedor, como espacio de comida y ocio. Seguiré utilizando el anterior espacio para mi entrenamiento matutino antes del amanecer, pero después del desayuno me iré a trabajar a la segunda planta, al “Coworking" como lo ha llamado Lucía, caminaré hasta mi nueva oficina.

Aunque parezca una obviedad y no haya sido “la obra del Escorial", considero que para los que “teletrabajamos" cuidar y separar los espacios es fundamental, trabajar cómodo, promover el orden, buscar el silencio, contar con buena iluminación, disponer de calefacción y unas buenas vistas ayuda a construir una buena rutina.


Y tú … ¿Ya has diseñado tu espacio?



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