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La inspiración

Ayer hice realidad un pequeño sueño que me había planteado, algo que puede parecer insignificante pero que me hacía mucha ilusión poder lograrlo. Resulta que por fin pude ir a conocer el pueblo natal del gran Félix Rodríguez de la Fuente: Poza de la Sal.


Después de desviarme 30 minutos por una carretera comarcal de Burgos, pasando por campos de cereales, un paraje árido y esa agua nieve que invita a usar el parabrisas del coche a cada rato, encuentro al pie de una montaña, un pueblo que me pareció encantado. Después de investigar un poco entiendo que se encuentra en las Salinas, que se trataba de un pueblo amurallado en cuya cúspide se encontraba un castillo ya que esa explotación era propiedad de la casa real. El pueblo está muy bien cuidado, sorprenden los edificios de adobe en perfecto estado, los callejones, los pórticos y los aleros de las casas que se dan besos en cada esquina y dan una sensación acogedora al turista.


Dejo volar mi imaginación pensando en como correría Félix por estas calles, bien empinadas y estrechas, pero sobre todo me llama mucho la atención la ubicación de la plaza y como se abstraería viendo el infinito de las tierras del Cid Campeador. Al salir del pueblo dirección a Masa, todavía impresiona más este enclave, porque se ve la gran meseta Castellana en todo su esplendor, además de conservarse el Castillo y el conjunto histórico para dar rienda suelta a la imaginación. Ahora alcanzo a entender un poco mejor la escuela de Félix hasta los 10 años, las grandes enseñanzas que pudo arañar de este lugar, de su fauna y su flora, de sus vecinos y familiares. Es fundamental para tratar de replicar parte de estos aprendizajes con mi hija aprovechando el entorno natural del pequeño pueblo de Cantabria donde nos vinimos a alojar.


Al igual que Félix fue uno de los principales inspiradores de ecologistas y naturalistas en España, yo espero ser uno de los principales inspiradores de agentes de cambio. Espero poder inspirar a una generación entera de jóvenes a trabajar por el bien común y encontrar su lugar del ecosistema desde el que poder trabajar para resolver los retos globales. Como Félix ya no está con nosotros, he comprado allí unas zapatillas de cuadros, de esas que llevan nuestros abuelos desde hace muchos años, porque es una forma de ponerme en sus zapatos. Tocará preguntar a Odile si llegó a usarlas alguna vez, aunque sea una anécdota sin mayor interés.


Por eso era importante para mi visitar este lugar, se trata de una peregrinación personal, igual que cuando fui a visitar la Catedral de Justo Gallego en Mejorada del Campo, otro héroe nacional. Lo que he aprendido hace muchos años es que los héroes se escogen, no tenemos que comprar los que nos cuenta la televisión o vemos en las revistas u otros medios de comunicación. Tengo claro que debo hacer un ejercicio de autoconocimiento para encontrar aquellos que me inspiren más respeto. Una vez hecha la tarea, recomiendo mucho tratar de conocer personalmente alguno, para entender mejor de qué están hechos, verlos más cercanos con sus bondades y sus defectos como seres humanos. No puedo explicar lo que sentí al conocer a Pepe Mujica o Jaume Sanllorente, pero lo que si explico aquí es lo importante de estos rituales para mi, como búsqueda de inspiración para este largo camino.

Y tu … ¿Tienes claro quién te inspira?












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