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Bajarse del coche


Hace unos días ocurrió un incidente que me demostró que el corazón va más rápido que la mente. Resulta que iba conduciendo por Chía y de repente veo que dos jóvenes que iban caminando se cruzaron con otros dos jóvenes en una acera con poco espacio. Me dio la impresión que unos parecían jóvenes tranquilos, mientras que otros no tanto.

Uno de los chicos que me pareció tranquilo, sin venir a cuento recibió el empujón de uno de los otros chicos. El joven se da la vuelta y le pide explicaciones, empiezan a intercambiar palabras que no creo que fuesen amigables. Cuando el joven que recibió el empujón ya se estaba dando la vuela para irse, el agresor se volteó y se le encaró.

En ese momento yo pasaba a su lado con el coche y me imaginé que iban a pelearse. De repente vi que el agresor sacó algo de la mochila, parecía un arma pero se veía bien en marcha. Entonces ya los había adelantado y mirando por el retrovisor veo que el agresor da un golpe en el suelo con el objeto, que parecía una navaja o una barra metálica, y comienza a amenazar al otro que se queda paralizado del miedo. Comienzo a detener el coche y cuando voy a bajarme ya veo que el agresor se devuelve sonriendo a su amigo y gracias a Dios no paso nada grave ese domingo.

Sigo conduciendo y pensando en lo ocurrido, dando gracias porque no paso nada y se resolvió sin daños la jugada.

¿Qué hubiera pasado si me meto?

La verdad es que se que en esas situaciones no debo meterme, debo de ser calmado y no dejarme llevar por las emociones o impulsos inmediatos. Sin embargo, me parecía que era algo grave, que el joven iba a salir herido y que era injusto no hacer nada por el chico. Creo que lo mejor hubiese sido llamarles, intentar dialogar y evitar el conflicto, pero la verdad es que si me hubiese llegado a bajar del carro creo que hubiese actuado. No se que hubiera pasado, quizá podría haber quitado el arma al agresor, pero seguro alguien abría acabado herido. El agresor tenía un amigo y seguro que más experiencia que yo en la calle y estos conflictos.

Sentí un gran alivio, un respiro, al ver que no paso nada grave y todo se solucionó sin intervenir nadie. Pero sigo pensando que debo aprender a controlarme, que si leo a Gandhi no es solo para inspirarme, sino para practicar la no violencia y calmarme. Sin embargo, en situaciones como esas, donde veo alguna injusticia y estoy cerca, la verdad es que no puedo mirar hacia otro lado, no puedo irme tranquilo sin tratar de ayudar a alguien, se que no debo pero tampoco puedo evitarlo...

¿Será que soy el único que se bajaría del coche?

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